Bien. Le construí una casa: Es que me siento a media noche al centro de toda esta casa y te la ofrezco. Y pienso de nuevo en. Con este cigarro. --dije. Quise que fuera hacia aquella escritura y llegara a mí, de noche, vestido de santo, con todos sus rostros y apariencias de manos. Como ritual y tierra, decidí atender desde la intuición, sabiendo nada, incluso de la presencia. Pero ya no está aquí. Dejó vacía la casa, y me trasladé con todos sus muros a otro lado, a esta otra orilla. No habré de ofrecer nada esta vez, porque ya no habito ahí.
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