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... quise, tú sabes, resguardar los rostros.
Mirar el límite, pensar. No pensar. Nuestros
respectivos abrigos, oscuros. ¿Y las máscaras?
¿Acaso importan? La memoria es tenue aguijón.
Más tarde, pensé: "Lucimos tan de carnaval"
(escuchas mi risa, también epicúrea,
¿podría ser de otra manera? de noche y
a nuestras espaldas... ¿qué?). Luego intenté
la distorsión de los rostros, pero imaginé
voluntades y por eso pensé en el brillo.
Tú sabes. Aquello que dijo el judío y se
resuelve en manos y estrellas. Sigo pensando
que en su hondura se nos fue una semana, y
solo fue una noche.
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