Quise, es decir...

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... quise, tú sabes, resguardar los rostros.
Mirar el límite, pensar. No pensar. Nuestros
respectivos abrigos, oscuros. ¿Y las máscaras?
¿Acaso importan? La memoria es tenue aguijón.
Más tarde, pensé: "Lucimos tan de carnaval"
(escuchas mi risa, también epicúrea,
¿podría ser de otra manera? de noche y
a nuestras espaldas... ¿qué?). Luego intenté
la distorsión de los rostros, pero imaginé
voluntades y por eso pensé en el brillo.
Tú sabes. Aquello que dijo el judío y se
resuelve en manos y estrellas. Sigo pensando
que en su hondura se nos fue una semana, y
solo fue una noche.

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¡Dixit! o de vuelta a la palabra...



En Junio del año pasado, escribí en las lunas lo siguiente:
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Los deterioros de esa experiencia de la Modernité, la confusión, el fracaso,el balbuceo-mutismo y la zona del no, resultan meros accesorios a la experiencia de un nuevo siglo. Después de Weininger o del silencio de Wittgenstein y la poetización del mundo desde Holderlin o Hoffmansthal, se propone de manera sencilla "hablar de lo que no se puede hablar"; como si esta sentencia pudiera devenir en remedio para todo momento pasado o vigilia de la noche que precede: el hombre romántico, el hombre moderno-ista.
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El momento que sucede no es aquel para comenzar a decir lo indecible, vamos las antítesis no son revocables en mutualismo para beneficio de una u otra en ésta ocasión. No es tan fácil como decir volvamos a la palabra, no es tan fácil como asegurar que después de Auschwitz es posible el poema.
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Es -continúa siendo- una cuestión porosa.
El que ciertos pensadores hayan decidido continuar con la palabra y se resistan con un simple "si" a un Tractatus o a un Moosbrugger, y el que ciertos poetas continuen escribiendo sus "bellos versitos" a la usanza (lejos del campo de concentración, pero recordándolo en medición libre), no indica el espacio que nos concierne.
Aquí no hablamos de un simple cambio de paradigma, no seamos tan ingenuos. No será un vago "shift" -que permea nuestra ansiedad de decir- la bandera que sujetemos al hablar de nuevo.
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O soy muy fiel a mi pesimismo o solo creo que lo postmoderno es una forma que dice 100 años después, lo parecido. El hombre que asume el post, porque sabe que no ha escapado a su modernismo.

Los vinos de Austria...

Jorge:
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No pude traer tarjeta alguna, "recuerdo de", "palacio de", "yo en los jardines et cetera". Además, sucedió hace más de 13 meses. Tengo una revista, es decir, tengo una revista ¿La quieres? Y sí, bello detalle avisarme del top 100 videos de los 80's en VH1 (sabes mi fascinación). Aunque,no me gusta que llames antes de las 9 solo para darme una lista de quicios rotos. Me parece que esa crisis la hemos padecido incansablemente, pienso en Chandos, pienso en Pinter, pienso en el tartamudeo de Zylla, la muda Mel. No me ocurre una alteración de personalidad, no nos ocurre, sin embargo desde que Plutón dejó de... ya sabes, pienso en un conflicto de lenguaje y mucho y nada que ver con Kristeva. Hace un par de meses un amigo hizo la observación de que mi sintaxis es malísima, pésima, que no debiera yo escribir. No importa, de esto hace más de un año, hace más de muchos meses que hablo sin sentido y callo igual, en pedazos. ¿Hilar los fragmentos? ¿Sabrás eso que quise decir, hilando desde No pude traer tarjeta alguna?

Sofía



Sofía y otro de mis amigos imaginarios vuelto materia, es decir perceptible, detectable, palpable, finito.