Miré la luna. ¿Recuerdas al conejo que no tenía una oreja, Sofía? Hace poco, querida, un amigo me dijo que el conejo no tenía cola, realmente -creo que- ese era el misterio. Si. Absolutamente sí. Pero no hablaremos de eso aquí. Aquí. Debo agradecer sus ojos. La forma (por que formas nada más, cierto bella espiral?), la forma que habitó para lograr entrar a la mnemossyne. Nos debemos tantas noches... ........... como si nos debiéramos tantas noches... "pies que no caminan, no escriben" Y ayer decidí volver a la ciudad, muy de noche, muy intentando respirar sus vanos, sus resquicios, al fin sus ventanas. Caminar. Tenía, tengo un resfriado espantoso, pero no importa, debía volver. Primero miré detrás de un aparador, y eran sombras. Se dirigían al reloj. Yo también quería plegar el tiempo ¿sabes? recoger los olvidos a mis pies, la primera vez que miré el océano, la silueta de mi padre, la primera vez que vi mi sombra, la sonrisa que también herida; intenté ir hacia el reloj, pero otra forma me detuvo. Hoy sentí que también es a mí la arena, la luna, la transparencia y sobretodo el insomnio forzado ¿sabes?.. Sobretodo el insomnio, sobretodo la transparencia. Creo que nos inundamos, creo que obligamos inundarnos. Quise escribir, quise hacerlo sabiendo que buscaba el silencio. No importa. Abrí los ojos, pero aquello no dejó de ser un secreto, aunque sí... Sí me partí por el centro.

5 comentarios:

Natalia González Gottdiener dijo...

Mnemossyne: Formas nada más y fondo..., aunque soterrado las veces... Todos buscamos el centro, pero es imposible acceder a él... A todos nos falla algo, o somos demasiado fondo o somos demasiada forma... A decir verdad, de la no memoria, tan solo vivir al día. Recordar que en India, la luna no tiene conejo, sino venado..., etc, etc... Caminar por el ¿centro? Anthier por el de Bernal... Caredral..., calles..., y hasta la calle faltante... ja... Caminar o el desasosiego... Habrá que preguntarle a Pessoa o seguir caminando... Besos.

Anónimo dijo...

Para volver ala ciudad es necesario olvidar que la ciudad existe ¿no?

Cuando miras la ciudad en la noche te encuentras con tus propias sombras, que te dicen que "tal lugar no existe". Leí tu texto en Sol Negro y creo que poco a poco voy ententiendote, yo creo que tú si escribes poesía (creo yo ontologica)y escribes muy bien comp para decidir que no escribiras mas poesia.Porque aunque quieras olviadar la luna sigue tatuada "en el enves soñante"

Sofia dijo...

Querida Karina, qué bello esto que has escrito. Tan cargado de símbolos, tus símbolos. No es malo volver a la ciudad, sólo hay que tener cuidado con esas vitrinas (de relojes ni hablar, mejor dejarlo que solitos se aprendan de memoria la hora). Ojalá ese resfrío ande lejos ahora y que la auencia del mismo y el alejamiento de la ciudad te ayuden a cerrar el quiebre de ese centro.

Un gran abrazo.
P.D: Te apuesto, te apuesto.. que al conejo, cola no sólo le falta, sino que también, una de las patas.

iTb dijo...

De tanto mirar la luna con ardientes miradas, terminarán por asar al conejo en plena noche. ¿Caminamos para acompañar con la córnea al conejo, al centro de su pálido hormiguero? Quizás queremos imitar lo inmutable, por una noche, aquella claraboya redonda permanece inmune, inmutable, mientras las ventanas se apagan, otras se prenden, se abren, se cierran. Sopla el silencio, el tic tac de un lejano reloj lo estropea, caminamos, caminamos, el conejo brinca más arriba sin que nos percatemos. ¿Está cerca? No lo sé, el alba se adelantó.

Al Azazel dijo...

Vaya, es lindo recordar la anécdota del conejo. Un conejo sin cola y más bien desculado. ¿Sabes Karina? Hace poco leía una palabra en catalán, desconegut que inmediatamente me transportó hacia ese conejo --jaja--, desconocido e inconmensurable. ¿Desconejado también? jejeje. Man in the moon y señor (liebre) doctor, refiere Borges, que prepara el elíxir de la inmortalidad. Para mí, largas noches de contemplación de la inmortalidad, con elíxires terrenales, con la luna como único testigo de mis inmoralidades.