Uy! Me enamoré por ducentésima quincuagésima vez en esta vida. Tres pistas: es un editor divino, que a veces es narrador, a veces lector, a veces escritor y conversador nocturno; otra, alguna vez compartimos una mesa de lectura, sólo que yo era la presentadora y luego pasé a ser lectora y él -que era el lector- permaneció en silencio; otra, alguna vez sostuvo tremenda charlita conmigo (muy de madrugada, como debe ser) entorno a las cosas más cruciales del mundo -dígase, perros callejeros, superhéroes de revista y bailes de la segunda mitad del siglo. Por cierto la primer letra de su nombre es también la primer letra del título de su película favorita... ¿Ya saben?... ¿Verdad que es un divino? Por cierto Is, very touching, ya sabes tu lectura, ya te extrañábamos en los escenarios Sofía, Aimeé y yo!

1 comentario:

fgiucich dijo...

Esos amores que conmueven!!! Abrazos.