En este caso, Salvador Allende. Y el zarpazo (sin duda del monstruo, ese del cual habla usted querido Enrique) arrojó en su oleaje a otro maestro, Hernán. Después de todo, me parece que las horas y los años, así los nombres o los meses, nos resuelven en situaciones emotivas. Somos animales de traslado. Cenizas enamoradas de un muro a otro.
1 comentario:
21 a 24. Llegó. Becho.
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