...de la Casa.

Bien. Le construí una casa: Es que me siento a media noche al centro de toda esta casa y te la ofrezco. Y pienso de nuevo en. Con este cigarro. --dije. Quise que fuera hacia aquella escritura y llegara a mí, de noche, vestido de santo, con todos sus rostros y apariencias de manos. Como ritual y tierra, decidí atender desde la intuición, sabiendo nada, incluso de la presencia. Pero ya no está aquí. Dejó vacía la casa, y me trasladé con todos sus muros a otro lado, a esta otra orilla. No habré de ofrecer nada esta vez, porque ya no habito ahí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre disfruto cuando escribes y hablas de "la orilla", cuando atrapas imágenes de muros y casas. Tu escritura me recordaba mucho a algunos poemas de la poeta Maria Jasnorzewska cuando escriben como si hubiera ruptura de pensamientos y se pudiera reflejar en las palabras. Tú eres una de esos poetas esquivos, desdeñosos, que ya no creen en la poesía pero no dejan de escribirla.
Te dejo un abrazo y te sigo con admiración