Lo pensé, lo medité, lo imaginé una y otra vez, concluyo que sí... Ya no estoy
entre lunas y no pretendo volver a ellas; tampoco pretendo una mayor seriedad en
mis formas de presentar este asunto de la poesía (lo juro por el dios
Júpiter de Alejandra Victoria y el resto de los chicos de Latín)... Siempre me ha interesado la Teoría Literaria, teoría y poesía me llevaron a FFyL; ahora estoy tomando un seminario de Crítica Literaria y otro más de Traducción Inglés- Español (y visceversa). Debo aceptarlo, me fascina
la deconstrucción, los hypertextos, las hojas blancas, la piedra, la decrepitud y locura senil de Bloom, el silencio en Wittgenstein, las rupturas, lo absurdo, la noche de Jabes, la ingenuidad (¿ahh, también el psicoanálisis??), la Kristeva y el cuerpo...Vamos, me fascinan tres cosas en la vida: la Poesía, la Herida y los hombres que saben cocinar y bailar y beben vodka y leen Watt y anhelan
caminar. *
No creo en los poemas que dicen. No pienso en el poema que cuenta a través de él la anécdota y ésta rebase entonces la construcción: el motivo. Prefiero una renuncia a levantarme un día con ganas de escribir un poema al nintendo o al ratón Mickey Mouse (no tengo nada contra ti Mickey, hasta escribí tu nombre con mayúsculas) o a alguna otra peripecia de nuestro mundo de medios... Querido Héctor ¿mis textos son piedra? Mis textos son piedra y esto no me inquieta ni un poco; ¿son ininteligibles y la poesía debe ser simple porque es para el pueblo? Son ininteligibles y entonces, me rehúso a escribir poesía. Lo que yo hago no son poemas, ni poesía. No importa...
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No voy a justificar mis modos impersonales en la Mnemossyne. Quien desee ver las formas, que venga periódicamente acá y las encuentre. Quien desee conocer a la persona, -cuando así guste y precise- hay muchos vértices-vórtices en las ciudades donde se puede platicar y beber café o cerveza o café y cerveza, et cétera. ((Se sorprenderán de lo común y ordinaria que puedo llegar a ser...))
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No pensaba ya en subir los fragmentos. Es decir, no pensaba en: subir los fragmentos. Pero tampoco importa. Aquí uno de ellos.
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Como perforar el vahído y pedir de ahí un cristal que sea mutismo. La luz se deja acariciar pero los brazos van hacia la brota calígine que teje sus olvidos; la luz, una voz no: Roca frágil de ternillas formas tristes –sólo formas- que respiran en el seno del verbo, un día curva y otro, oquedad. Boca. Alas que son vuelo, pupilas de alba y bajo éstas, formas indecidibles –ovillos en terra, blanquísimo envés- que andan hacia el abandono y en él cálido, se refugian. El corazón se abisma, se deja abismar.
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