No:
Me dijeron que llamaste hace tres días. Ya no vivo ahí, pero no lo sabías, claro. He ahí, por eso te busco y te he escrito: la botella, el chocolate blanco que desempaqué, Regueira, el número de Ignacio registrado en mi número antiguo, te llamo y resulta que me has buscado antes que yo... et cétera. Bien. Eso de la Walker rota comienza a asustarme (literal y metafóricamente), por aquello de la botella que va de cabo a rabo con mensaje a salvo... Saludé a Ignacio, espero verlos, la botella, espero mi memoria haga lo suyo y pueda recordar cómo llegar o hacia dónde iré, si quiera.

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